Óxido

Cruje, resonando a lo largo de su oxidada superficie. El rechinar metálico se asemeja a un lamento ahogado por el eco de la voz de su alma. Se vuelve a levantar, desprendiendose de la costra bronceada que limita sus movimientos, recuperandose de su letargo mientras sus brazos se aferran a la vida nuevamente.
- Has vuelto.
- En realidad, nunca llegué a irme. Yo soy más tú de lo que tú mismo eres.
- Mientes.
- Tú te mientes a ti mismo. No trates de negarme. Yo soy tu verdadero ser. Por más que te escondas detrás de máscaras de terciopelo, por más que trates de disimular lo que eres, mi puño de hierro acabará sacudiendo tu realidad.
- No puede ser como dices. Hay algo más... No quero sucumbir a la negrura de tu visión.
- Mira al horizonte y dime que ves.
- Esperanza.
- Yo te diré lo que hay. Solo un renqueante deambular por un camino con un fin cierto, con la unica aspiración de dejar una o dos generaciones que simplemente sean capaces de recordar tu persona, para que despues, no solo tu vida, sino tu recuerdo con ella, se desvanezca en el vacio.
- ¿Pretendes acaso vivir anclado en la desesperación por el final?
- No lo se.
- No puedes. Duerme. Tu y yo sabemos que si yo tengo el control ambos disfrutaremos más. Siempre habrá tiempo para recurrir a tu plan si el mio falla. Deja que imponga el orden, y si no nos lleva a buen puerto, sembremos ambos el caos.
Desconfia, sabe que por esta vez ha sido contenido, pero también sabe que las campanas de la agonía volverán a despertarlo, y que a cada despertar, los cimientos de la mente deberan soportar una carga mayor, con lo que su influencia crecerá cada vez más.