Continuidad

Fracaso tras fracaso, como el viejo tic tac que resuena continuamente en tu cabeza. Conoces esta sensación de vacio, de derrota, que te invade cada vez que tratas de aferrarte una vez mas al torrente inconsciente de la vida. Desplazado, vencido, te retiras a retozar en la impunidad de la oscuridad que cubre tus viejas heridas, sangrantes una vez más en el lecho del olvido. La noche, como años atrás, te desafia, teniendo como resultado la humillación que siempre te ha acompañado. Y nuevamente, pese al espejismo, te conviertes en el mismo fardo sangrante que se esconde en una esquina lejos de todo atisbo de vulnerabilidad. La vieja canción, como un organillo que toca una y otra vez la misma melodia agridulce, se repite una vez más, recordandote quien eres y quien no debes tratar de ser.