Regreso

Las luces parpadean, difusas en el horizonte, desdibujadas por el haz de irrealidad de tus lágrimas. Frio. Aún está ahi, aferrándose a tus huesos, ajeno a todos tus intentos por apagarlo con promesas vanas. Ojalá fuese solo el cortante viento del invierno lo que te sobrecoge, pero sabes que sería engañarte a ti mismo. La apacible mirada del sueño te mece entre brazos de terciopelo, mientras tu cabeza se debate por permanecer despierta. Frio. Lo agradeces. Lo maldices. Ha pasado demasiado desde que escuchaste la cadencia por ultima vez. Ahora solo queda un latido agónico, una linea sobre el papel que apenas puede ondular. Las barreras ceden, quebrantadas por los embates de una noche que planta su ultima batalla al sol, y en sus ojos puedes ver la realidad, mas allá de los cubículos de autocomplacencia en los que todos se encierran. Vulnerables, expuestos, soñadores que vuelven a casa desnudos para volver a cubrirse con un manto de esperanza con el que enfrentarse a un nuevo dia. La fachada se desprende, y queda al descubierto, rodeado de desconocidos, la verdadera esencia escondida tras los muros de tu consciencia. Y en aquella soledad colectiva, el devenir del tiempo juega con sus leyes, susurrandote al oido las palabras que te diferencian: un año muerto.