martes, octubre 03, 2006

Respiración


Algo hace adormecer a tu alma. El aire que hay a tu alrededor, vital para que tu camino continue, se antoja insuficiente. Tu corazon replica en forma de una daga dolorosa que atraviesa tu pecho, haciendo de cada inhalación una aguda laceración en tu interior. Todo lo que te rodea gira más rápido de lo que debería, mientras tu permaneces en el eje central, aturdido por la velocidad en la que todo cambia. Cada situación adversa se convierte en una aguja afilada, que viene a clavarse en tu abierta herida, convirtiendola cada vez más en un abismo insalvable. Titubeas, planteandote si merece la pena, y una exhalación acompañada de un lamento precede a una nueva inhalación. Dejas que la insuficiencia del aire vuelva a invadirte de nuevo, y el ciclo vuelve a comenzar.